De niño, Popeye era una de mis caricaturas preferidas y difícilmente me perdía un capítulo. Bueno, hasta me gustaban las espinacas aunque, para mi desgracia, no me proporcionaban la misma fuerza que al marinero de la tele, pero yo no perdía la esperanza de poderme enfrentar a Brutus. No me parecía nada atractiva una novia como Oliva, ni ser perseguido por Alicia la Goona, ni tener que cuidar de Cocoliso o de un amigo como Pilón. Pero en general me gustaba mucho la serie e incluso me caían bien los endemoniados sobrinos de este simpático tuerto.
Sin embargo, creo que la historia habría sido muy distinta si en vez del personaje de las tiras cómicas hubiera salido esta versión “humanizada” que no tiene nada de agradable. Presiento que habría salido corriendo, muerto de miedo.
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